El pueblo de Dios, ahora en nuestro tiempo, siente la fuerte tentación de permitir que los bienes de consumo le encarcelen y le esclavicen. Miremos a Jesús: Él rechazó dejarse fascinar por ellos, y quiere que nosotros tengamos hambre, no de cosas materiales y mundanas, sino más bien hambre de fraternidad, de oración y de Dios.El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de impresionar y de controlar a los demás. Miremos a Jesús: Él vino para instaurar el poder del amor y nos dice que sirvamos a Dios en los hermanos.El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de crear sus propios ídolos y hacerse a sí mismo el centro del universo. Miremos a Jesús: Él quiere que con él demos culto y adoremos solamente a Dios. Con él, que resistió y venció resueltamente las tentaciones, entramos con confianza en esta Cuaresma.Allí nos unimos a Jesús en su NO a Satanás y a sus tentaciones que intentaban hacerle abandonar su misión de hacer volver al pueblo al amor de la Alianza con Dios. Durante la Cuaresma recibimos el reto de hacer real y verdadero ese Sí y ese NO. ¿Estamos dispuestos, como Jesús, a ser fieles a nuestra misión en la vida, a unirnos a Jesús en su NO a todo lo malo y en su Sí a Dios, al prójimo y a lo más sano y verdadero de nosotros mismos?
Pbro. Jair Limón Xicoténcatl
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