Nos resulta familiar el dicho: «Errar es humano, perdonar es divino». Quizás olvidamos con demasiada facilidad la segunda parte. Al perdonarnos unos a otros, hacemos lo que Dios hace siempre con nosotros. Si no podemos perdonar, no hemos aprendido a amar en profundidad y estamos todavía lejos del evangelio.
La mayoría de nosotros hemos experimentado qué difícil es perdonar. Es algo casi imposible. En inglés antiguo este «imposible» significa «dar lo más que se pueda», «extremadamente», «ir tan lejos como se pueda» ¿No es eso lo que realmente significa perdonar, llegar hasta el final? ¿Quién puede olvidar la herida? Sin embargo, debemos perdonarla. ¿Quién no ve y siente las heridas y guarda vivo el recuerdo? Y sin embargo no deberíamos hacerlo. Pensemos en Dios: Cuando perdona, el mal pertenece al pasado. Desapareció. Dios no guarda cuentas. Quiere que pensemos solamente en el futuro. Jesús no condenaba, sino que daba nuevas oportunidades.
Presbitero Itinerante Jair Limón Xicohténcatl
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