Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó:
—¿Te gustaría recuperar la salud? —Es que no puedo, señor—contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo.
Oremos por las personas que están atadas por algún vicio
Dios te bendiga
Pastor Alfredo Serrano