Muchos cristianos se preguntan de buena voluntad: ¿por qué es necesario orar? Para responder a esta pregunta es necesario acercarse a la oración sabiendo que no es sólo una serie de peticiones a Dios o un ejercicio espiritual, sino que es una actitud que nos acerca íntimamente al corazón de Dios. Orar es abandonarse a las manos de Dios no sólo en nuestras peticiones, sino en nuestra existencia y gratitud a Dios. Es por esto que la oración no se limita a ser petición, sino que se completa al ser una actitud. Esto se debe a que el cristianismo no se hace pleno si la oración no llega a ser modelo y actitud de vida. Podríamos decir que la oración es un acto que constata nuestro amor a Dios. Si amando nos entregamos, más lo haremos cuando oramos, pues nos abandonamos en las manos de Dios no sólo con la palabra o el pensamiento. Si la oración es amor, también podemos orar “con todo el corazón, con toda la mente, con todo el espíritu y con todas las fuerzas”. Orar con todas las fuerzas implica saber actuar en la fe, la esperanza y la misericordia. Es decir, la oración que no se lleva a la acción no es plena. Orar es ponernos en manos de Dios en todos los sentidos. La oración es estar cerca de ese amigo q es Jesús… vivamos en oración y esfuérzate por amar cada día a Dios.