Antes de examinar el nuevo nacimiento, hay que reconocer lo siguiente:
1. Espiritualmente muertos y sin esperanza.
Moralmente somos egoístas y rebeldes.
Legalmente somos culpables
ante la ley de Dios y
estamos bajo su ira.
Cuando Jesús nos dice que
hay que nacer de nuevo,
nos está diciendo que nuestra situación, nuestra condición actual
carece de esperanzas, es incapaz de responder.
Somos corruptos y culpables.
Cuando nos damos cuenta de que
hay que nacer de nuevo,
desde el principio,
desde arriba
(como dice literalmente en el griego),
esto nos perturba,
nos inquieta.
2. No podemos causar el nuevo nacimiento.
Es algo que se nos hace.
No es algo que nos hagamos.
Juan lo aclara en el
Jua 1:13
13 los cuales
no son engendrados de sangre,
ni de voluntad de carne,
ni de voluntad de varón,
sino de Dios.
Pedro enfatiza el mismo argumento cuando dice
1Pe 1:3
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.
Cualquiera buena acción u
obra que hiciéramos
es un resultado del nuevo nacimiento.
No es la causa
de nuestro nuevo nacimiento.
Este nacimiento
no está bajo nuestro control.
Dependemos de otro para nacer de nuevo.
Esto es perturbador e inquietante.
Antes de nacer de nuevo, estábamos espiritualmente muertos.
Efe 2:3
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
3. Nuestra rebelión es tan extensa,
nuestra ceguera tan completa
que no podemos ver la luz del evangelio,
2a de Cor 4:4
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Así es, que si vamos a nacer de nuevo, depende completamente de Dios.
Pero podemos recibir mucho consuelo en el versículo que dice
Efe 2:4-5
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).
Entonces, ¿qué ocurre en el nuevo nacimiento?
1. En el nuevo nacimiento,
obtenemos una nueva vida,
no una nueva religión.
2. Experimentamos algo sobrenatural.
3. Experimentamos la creación de una nueva naturaleza humana
en la que seguimos siendo nosotros,
pero somos perdonados y limpiados y
tenemos una naturaleza
que es realmente nueva y
está siendo formada por la morada del Espíritu de Dios en nosotros.
Jua 3:1-3
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Éste vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo es un fariseo,
un principal de los judíos,
un súperreligioso pero su religión de nada sirve. Nicodemo no necesitaba religión.
Ya la tenía.
Necesitaba vida,
una nueva vida,
una nueva vida espiritual.
En el nuevo nacimiento
no afirma solo lo sobrenatural en Jesús sino también
causa que experimentemos lo sobrenatural en nosotros.
Nicodemo estaba afirmando lo sobrenatural en Jesús.
“Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.”
Pero nadie se salva,
nadie nace de nuevo
por VER señales y maravillas,
por ser impresionados y
decirle al que hace los milagros,
“Ah, tú eres de Dios”
Jesús no le contesta,
“Ah, gracias, Nicodemo,
gracias por tus cumplidos,
por tus halagas.”
No. Simple y directamente le dice,
“Tienes que nacer de nuevo o
no verás el reino de Dios.”
El nuevo nacimiento es sobrenatural.
No es natural.
Ver y ser impactado por lo sobrenatural
en Jesús no importa.
Lo que importa es
que lo sobrenatural ocurra en nosotros. Hay que nacer de nuevo.
Dios, por su Espíritu Santo,
tiene que causar que
una nueva existencia ocurra.
Jesús insiste en que
es algo espiritual, no carnal.
Jua 6:63
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Y en
Jua 3:6
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
La carne es lo que somos naturalmente.
Pero el Espíritu crea vida
donde antes no la había.
Y la hace por crear
una conexión entre tú y Jesús.
Ya sabemos que Jesús es vida.
Tenemos vida en su nombre.
En el nuevo nacimiento,
el Espíritu Santo nos une a Cristo
en una unión viva.
Cristo es vida.
Cristo es la vid por la cual fluye la vida. Nosotros somos los pámpanos
(Juan 15:2).
En el nuevo nacimiento,
ocurre una creación sobrenatural
de nueva vida,
y es creada mediante la unión con Cristo. El Espíritu Santo nos trae a una relación vital con Cristo,
quien es el Camino, la Verdad, y la Vida. Ésa es la realidad objetiva de lo que ocurre en el nuevo nacimiento.
No hay vida sin fe.
1Jn 5:4
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
Así que tenemos vida
al estar conectados con el Hijo de Dios, quien es nuestra vida,
y tenemos vida por la obra del Espíritu.
Concluimos, por tanto,
que la obra del Espíritu
en la regeneración es
impartirnos nueva vida
al unirnos a Cristo.
Como lo dijo Juan Calvin,
“El Espíritu Santo es el enlace
por el cual Cristo nos une
efectivamente consigo mismo.”
Ahora vamos a considerar el verso
Jua 3:5
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
¿A qué se refiere “de agua y del Espíritu”?
Muchos creen que es una referencia al bautismo en agua como el modo en que el Espíritu nos une a Cristo.
Ellos dicen:
“El santo bautismo es el fundamento
de toda la vida cristiana,
la puerta de entrada
a la vida en el Espíritu y
la puerta que da acceso
a los otros sacramentos.
Mediante el bautismo
somos liberados del pecado y
renacemos como hijos de Dios;
nos volvemos miembros de Cristo,
somos incorporados a la iglesia y
hechos partícipes en su misión:
El bautismo es
el sacramento de regeneración
mediante el agua en la palabra”.
Millones de personas han sido enseñadas que el bautismo les hizo nacer de nuevo. Si esto no es cierto, es una gran tragedia global. Y yo no creo que sea cierto. Entonces, ¿qué quiere decir Jesús?
¿Por qué podemos decir
que no se refiere al bautismo?
- No hay mención de que el bautismo sea imprescendible para la salvación en el resto del capítulo.
Versículo 15: “para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Versículo 16: “para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Versículo 18: “El que cree en Él no es condenado”.
Parecería extraño,
si el bautismo fuera tan esencial,
que no fuera mencionado junto con la fe.
- El bautismo no encaja con la analogía del viento.
La analogía del el viento, en el versículo 8, parecería extraña si el nacer de nuevo estuviera tan firmemente relacionado con el bautismo de agua.
Y les recuerdo que la palabra en el griego para viento y espíritu es la misma. pneuma
Jesús dice:
“El viento sopla donde quiere y
oyes su sonido,
pero no sabes de dónde viene
ni adónde va;
así es todo aquel que es
nacido del Espíritu”.
Esto parece decir que
Dios es tan libre como el viento
al causar la regeneración.
Pero si ello ocurriera cada vez
que un bebé es rociado,
o un hermano es bautizado,
esto no parecería ser cierto.
En este caso,
el viento estaría muy confinado
por el acto del bautismo.
- El bautismo no encaja con el regaño de Jesús a Nicodemo.
Si Jesús se está refiriendo
al bautismo cristiano,
parecería extraño que dijera a Nicodemo, el fariseo, en el versículo 10:
“Tú eres maestro de Israel,
¿y no entiendes estas cosas?”
Eso tendría sentido si se refiere a algo enseñado en el Antiguo Testamento.
Pero, si Él se refiere a un bautismo
que vendrá después y que tomará su significado de la vida y muerte de Jesús, no parece probable que regañe a Nicodemo porque un maestro de Israel no comprendería lo qué está diciendo Jesús.
- El agua y el Espíritu están relacionados en las promesas del nuevo pacto.
Esa misma declaración en el versículo 10 nos envía de vuelta al Antiguo Testamento en búsqueda de un trasfondo, y
lo que encontramos es que
el agua y el espíritu
están muy estrechamente relacionadas
en las promesas del Nuevo Pacto, especialmente en Ezequiel 36.
Ezequiel está profetizando
lo que Dios va a hacer por su pueblo cuando lo traiga de regreso
del exilio de Babilonia.
Eze 36:24-28
24 Y yo os tomaré de las naciones, y
os recogeré de todas las tierras, y
os traeré a vuestro país.
25 Esparciré sobre vosotros
agua limpia, y seréis limpiados
de todas vuestras inmundicias;
y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
26 Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro de vosotros
mi Espíritu, y haré que
andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y
los pongáis por obra.
28 Habitaréis en la tierra
que di a vuestros padres, y
vosotros me seréis por pueblo, y
yo seré a vosotros por Dios.
Este es el pasaje que da lugar a las palabras de Jesús: “el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”.
¿A quiénes dice: “seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”?
Versículo 25: A los que dice:
“‘Entonces os rociaré con agua limpia
y quedaréis limpios
de todas vuestras inmundicias”.
Y versículo 26: A los que dice:
“‘Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo
dentro de vosotros”.
En otras palabras,
los que entrarán en el reino son los que tendrán algo que involucra
la purificación de lo viejo y
la creación de lo nuevo.
Así que podemos concluir que la frase “agua y espíritu” se refiere a
dos aspectos de nuestra nueva vida
cuando nacemos de nuevo.
Y ambos son importantes porque
cuando decimos que se nos ha dado
un nuevo espíritu, o un nuevo corazón,
no queremos decir que
dejamos de ser seres humanos
(el ser moralmente responsable)
que siempre hemos sido.
Hay una continuidad.
Es por eso que necesitamos ser purificados.
Si el antiguo ser humano
fuera completamente erradicado,
todo el concepto del perdón y
de la purificación
sería irrelevante.
No habría quedado nada del pasado
para perdonar o limpiar.
Sabemos que la Biblia
nos dice que nuestro viejo hombre fue crucificado (Romanos 6:6),
y
que hemos muerto con Cristo
(Colosenses 3:3),
y
que debemos considerarnos muertos (Romanos 6:11),
y que debemos despojarnos
“del viejo hombre”
(Efesios 4:22).
Significa que había una vieja naturaleza, un viejo carácter o principio,
o inclinación,
que necesitaba ser desechado.
Así que pensamos que
nuestro nuevo corazón,
nuestro nuevo espíritu,
nuestra nueva naturaleza,
afirmando aún que somos nosotros,
y por ello necesitamos
ser perdonados y limpiados,
ESA es la idea de la referencia al agua.
Mi culpa debe ser lavada,
debe ser quitada.
La purificación con agua
es una imagen de ello.
Jeremías 33:8 lo dice así:
Jer 33:8
8 Y los limpiaré de toda su maldad
con que pecaron contra mí;
y perdonaré todos sus pecados
con que contra mí pecaron,
y con que contra mí se rebelaron.”
Así que la persona que somos,
continúa existiendo,
debe ser perdonada,
y su culpa debe ser limpiada.
Pero el perdón y la purificación no son suficientes.
Yo necesito ser renovado.
Yo necesito ser transformado.
Yo necesito vida.
Necesito un nuevo modo de ver y
pensar y valorar.
Es por esto que Ezequiel habla de un nuevo corazón y un nuevo espíritu en los versículos 26 y 27:
Eze 36:26-27
26 Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu,
y haré que andéis en mis estatutos,
y guardéis mis preceptos,
y los pongáis por obra.
El corazón de piedra significa que
el corazón muerto era insensible y
estaba endurecido a la realidad espiritual
(el corazón que teníamos antes del nuevo nacimiento SÍ podía sentir).
Podía responder con pasión y deseo
a cientos de estímulos.
Pero era un corazón de piedra
hacia la verdad espiritual y
la belleza de Jesucristo y
la gloria de Dios y
el sendero de la santidad.
Éso es lo que tiene que cambiar
si vamos a ver el reino de Dios.
En el nuevo nacimiento,
Dios quita el corazón de piedra y
pone un corazón de carne.
La palabra carne
en este verso en Ezequiel
no significa “simplemente humano” como en Juan 3:6.
Significa suave y
vivo y
receptivo y
sentimental,
en lugar de una piedra inerte.
En el nuevo nacimiento,
nuestro aburrimiento,
muerto como una piedra,
es reemplazado por un corazón
que siente espiritualmente
la dignidad de Jesús.
¿Qué ocurre en el nuevo nacimiento?
En el nuevo nacimiento,
el Espíritu Santo nos da,
de manera sobrenatural,
nueva vida espiritual
al conectarnos con Cristo
mediante la fe.
Es decir, el Espíritu nos une a Cristo
donde hay purificación
por nuestros pecados, y
reemplaza nuestro corazón duro e insensible,
con un corazón suave
que atesora a Cristo
por encima de todas las cosas y
es transformado
por la presencia del Espíritu
Dentro de nosotros.
Profesor Tim Harvey