“No temas porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10″
Hay quienes hacen cosas malas y sufren las consecuencias; entonces, nos parece bastante natural que sufran. Hay otras que parecen llevar una vida neutral; y su sufrimiento es problemático. Sin embargo, cuando sufre alguien que está enteramente comprometido en busca a Dios y se esfuerza por hacer el bien, la pregunta ¿Por qué? Puede ser profundamente perturbadora.
En el relato del libro de Job, por ejemplo, quien sufre es un hombre bueno (Recto, perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal). El sufrimiento de este hombre aumentó porque otros hombres (sus amigos) buenos y bien intencionados trataron de explicarle su sufrimiento. Sus explicaciones se convirtieron en acusaciones y sólo sirvieron para confundir las cosas, y agudizar el sufrimiento del noble Job. El “consuelo” de ellos se convirtió en su tormento.
En todas las épocas, los seres humanos han luchado por comprender la razón por la que sufren las personas buenas. Y al leer el libro de Job no podemos dejar de sentir la necesidad de luchar contra esta interrogante. Pero, a fin de cuentas, la pregunta sobre por qué sufren las personas buenas tiene explicaciones razonables, aunque para muchos no tenga una repuesta satisfactoria.
Ante este gran problema, recordemos siempre que: donde se turba la inteligencia, la fe en el amor soberano de Dios debe hacer su aparición. La historia de Job, con todo su sufrimiento, no es sólo el relato sobre la fe de un hombre en el amor de Dios, sino también un ejercicio de fe en el amor de Dios por parte de ese hombre.
Dios nos ha dado la capacidad de ejercer la fe para que, de esta manera, encontremos paz, gozo y, sobre todo, propósito en la vida cuando parece no tenerlo. Al haber conflicto, no existe un cimiento más sólido que la fe en el amor que el Padre Celestial tiene por nosotros, la fe en Su plan de felicidad y la fe en la capacidad y la disposición de Jesucristo para cumplir todas Sus promesas. Ya que, aunque no podamos hallar respuestas lógicas al sufrimiento de os buenos, por esta fe, podemos saber que a los que amos a Dios, todas las cosas nos ayudan a bien.
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