Cuando enfrentamos una dificultad, prueba o ataque espiritual, el desánimo, la duda, la crítica o la murmuración, aparecen como enemigos que quieren atacar la fe, desvirtuando la bondad de Dios, su poder y soberanía. Es muy importante recordar que a Dios nada lo toma por sorpresa, él continúa sentado en su trono y gobernando todas las cosas, él sigue siendo el Hacedor de milagros, Aquel que llega en el momento preciso para manifestar su gloria…
Jesús sano a la suegra de Pedro y sano a muchos, pero no quedo solo en la sanación, sino hubo un servicio después de la acción de Jesús.
En los evangelios habla de los muchos sanados por Jesús, pero son algunos en especifico que le sirvieron y le siguieron. Son estos los que tuvieron mayor recompensa que solo la sanción, el estar con el maestro.
¿Nosotros somos sanados y servimos o nos quedamos en la sanación?
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Lucas 4: 36-44