Nuestro carácter cristiano también se va formando cuando aprendemos a negarnos a nosotros mismos para dar más atención a Dios. El ayuno (abstenerse de comida), es una de las maneras para hacerlo. Debemos tener en cuenta que la intención del ayuno debe ser:
- Glorificar a nuestro Padre celestial,
- Expresar dolor y vergüenza por nuestros pecados,
- Esperar que la gracia de Dios se derrame sobre nosotros,
- Dedicar más tiempo a la oración, y
- Confiar en que las promesas de Dios se harán una realidad en nuestra vida.
Por eso, Jesucristo dice que debemos ayunar sin mostrar o proclamar que lo estamos haciendo, porque esta práctica es un asunto entre Dios y quien ayuna; y que es el Padre quien responde a ello de acuerdo con su voluntad (Mt. 6:16-18).
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.