NO TE SUELTES DE SU MANO
Ven, acércate, estemos a solas;
necesitas descansar de la bulla y el gentío,
secar de tu frente el sudor y el polvo del hastío.
Ven conmigo y en mis tiernos brazos,
tendrás, sin duda, el descanso apetecido.
Ven, acércate, cuéntame …